Capítulo 336
—Si no estás haciendo esas cosas sucias, ¿por qué te asusta tener cámaras?— dijo Álvaro, calmado, mientras jugueteaba con el encendedor en su mano.
La señora Alicia anhelaba dignidad. El hecho de ser recordada por su propio hijo por este asunto solo aumentaba su dolor y la hacía sentir avergonzada. —¿Desde cuándo lo sabes?
Álvaro respondió con frialdad: —¿Cuándo crees que debería haberlo sabido?
—Tú...
—No te preocupes, las cámaras se instalaron hace poco y no soy yo quien las observa. La persona que las monitorea es una chica. No he visto nada que no debiera.
Álvaro sonrió con ironía.
La señora Alicia no pudo sonreír. —¡Eso es demasiado!
—Ja...
Álvaro, implacable, continuó: —No importa lo que haga, no es más extremo que lo que tú hiciste. Destruiste mi matrimonio, causaste el aborto de mi esposa, me hiciste perder a mi hijo y, aún así, quieres que sacrifique mi propio matrimonio por los errores que ustedes cometieron. ¿Por qué?
—¡Somos una familia! Compartimos tanto la gloria como l

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