Capítulo 149
—¡Sí!
Los subordinados respondieron de inmediato. Después de recibir las órdenes, uno de ellos, con cautela, preguntó: —Señor Vicente, ¿entonces ahora regresamos o...?
—Descansaremos un par de días —Vicente miró las luces del pueblo a lo lejos, acarició la cabeza del perro y respondió con calma—. El paisaje aquí es bastante agradable. Busquemos un lugar donde quedarnos por ahora.
—A la orden.
...
Ángeles, frotándose el cuello, regresó a casa de la abuela Alzira. El alboroto de hace un momento no había sido grande, y la abuela, con su sueño profundo, no se despertó.
Ángeles abrió la puerta con cuidado, regresó a su habitación y, ya acostada, recordó algo:
¿Y el perro?
¿Lo habría llevado Vicente?
Ese cachorro llamado Bella apenas tenía un mes. Según había dicho la abuela Alzira, era uno de los cachorros que había tenido la perra del tío Baldomero, el vecino. La abuela Alzira había escogido al más gordito y blanco para llevárselo a casa.
Durante el día, Bella solía ali

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