Capítulo 42

Marco rió y continuó avanzando hacia el interior con su hija en brazos. Justo entonces, Oscar también regresaba del exterior. Al ver a este tío suyo, que solo era siete años mayor que él, lo saludó respetuosamente: —Tío. Marco respondió y, con una mirada aguda, notó algo en las manos de Oscar y preguntó: —¿Qué llevas ahí? Oscar, instintivamente, intentó ocultarlo detrás de él, pero temiendo que este gesto llamara aún más la atención, respondió: —Un montón de papeles inútiles, estaba a punto de tirarlos. Marco permaneció en silencio, pero su mirada se intensificó, como diciendo: sigue mintiendo, sigue. Al ver que no podía seguir engañándolo, Oscar finalmente sacó a regañadientes el montón de documentos, que eran exactamente los antecedentes de Ángeles que Pedro había investigado previamente. —¿Para qué quieres esto? —Marco frunció el ceño. —Nada, solo estaba revisándolos. —respondió Oscar con indiferencia. —¿No hay nada más? —No. —sonrió Oscar, y cambió el tema: —Marco, ¿por qué te inte