Capítulo 490
—¿No oíste ese sonido? El sonido de la campanilla que acaba de resonar, ayúdame a buscarla.
Hugo, de repente, se quedó callado con una expresión extraña en el rostro, como si quisiera decir algo, pero se contuviera.
Ángeles se dio cuenta de algo y lo miró fijamente. Aunque formuló la pregunta en tono interrogativo, su voz tenía una certeza absoluta: —¿No lo oíste?
Más que no haberlo oído, Hugo estaba a punto de desesperarse: —Señora Pérez, aquí está todo en calma, realmente no se ha escuchado nada.
Sí, no había ningún sonido.
Era mediodía, el sol brillaba con intensidad, no había turistas ni fieles a la vista, y el silencio era tan absoluto que incluso el viento soplaba con suavidad.
Ángeles se quedó completamente inmóvil.
—Señora Pérez, ¿se encuentra bien? —preguntó Hugo con cautela. Al ver cómo el rostro de Ángeles palidecía cada vez más, comenzó a inquietarse. Temía que estuviera teniendo algún problema mental y quería sujetarla, pero no se atrevía a tocarla.
—Estoy bi

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