Capítulo 79
Ángeles se sintió algo divertida: —¿Piensas preguntarme lo mismo cada vez que nos veamos?
En ocasiones anteriores, Lucía había hecho esa pregunta varias veces.
Ángeles se detuvo y miró fijamente a Lucía, diciendo:
—Ya te lo he dicho, no te culpo por la decisión que tomaste, pero tampoco te voy a perdonar.
—Algunas traiciones son suficientes con una sola vez.
Al oír esto, Lucía palideció; las lágrimas empezaron a girar en sus ojos, y se esforzó por no llorar: —Ángeles, lo siento, lo siento mucho...
—No necesitas disculparte, porque las disculpas no sirven de nada.
El tono de Ángeles era muy sereno.
Este asunto era una enfermedad en el corazón de Lucía, pero solo eso, una enfermedad en el corazón.
Si esa noche Ángeles hubiera tenido menos suerte, habría sido torturada hasta morir, y nunca habría escuchado esa disculpa.
Debido a que ambas estaban en situaciones desesperadas, Ángeles sentía empatía y compasión por lo que Lucía había sufrido, y se identificaba con su des

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