Capítulo 273
—Luisita...
Luisa abrió los ojos y vio a Andrés. Primero brilló en su cara sorpresa y alegría, pero de inmediato su mirada se tornó preocupada y tensa.
—¿Qué haces aquí? ¡Vete, rápido! ¡No te preocupes por mí!—dijo Luisa con voz ronca y apenas audible.
—Luisita...—Andrés estaba visiblemente compungido.
Daniel aplaudió lentamente, mirando a Andrés y a Luisa con sorna.—Qué conmovedor, ¿eh? El gran amor verdadero...
Andrés levantó la mirada y se cruzó con los ojos de Daniel.—Cámbiame por ella. Envía a alguien para que la saque de aquí ya.
Daniel soltó una risa encantadora.—Tsk, tsk... ¿No se supone que los enamorados deben estar en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad? ¿Y ahora, en medio del peligro, cada uno corre por su lado?
Andrés ignoró sus palabras. Con sumo cuidado, levantó a Luisa en brazos como a una princesa, temiendo lastimar más sus heridas.
El cuerpo de Luisa estaba cubierto de cortes. No eran profundos, pero seguían sangrando, empapando su ropa de rojo.

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