Capítulo 310
Berta también vio a Luisa, y en sus ojos se reflejó una expresión de sorpresa. —¿No es la abogada Luisa? Qué grana coincidencia.
Luisa sonrió y le dijo: —Estaba dando un paseo por el parque y de pronto escuché el llanto de una niña, así que me acerqué a ver qué pasaba. Qué casualidad, resulta que la mamá de Aída eres tú.
—¿Fue la abogada Luisa quien trajo a Aída hasta este lugar? —Los ojos de Berta reflejaban una inmensa gratitud.— Muchísimas gracias.
Luisa sonrió y respondió: —No hay de qué, fue solo un pequeño gesto.
—Aída, dale las gracias a Luisa.—Berta sonrió mientras le decía a Aída.
La bella Aída, con sus grandes ojos claros y brillantes, miró a Luisa y dijo con una vocecita clara y suave: — Muchas gracias, Luisa.
—La bella Aída era muy buena. —Luisa se agachó, le acarició la cabeza y sonrió con dulzura, cerrando los ojos.
Berta, mientras sostenía la mano de Aída, dijo: —Abogada Luisa, de verdad, muchísimas gracias por el día de hoy. Esta noche te invito a cenar.
—Tranquila no h

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