Capítulo 327
—¿El contrato ya está impreso? Revísalo con detenimiento y, si todo está bien, ¿lo firmas ahora? —Luisa le pasó a Andrés un grueso fajo de hojas tamaño A4.
—De acuerdo lo haré.
Andrés tomó el contrato y sacó su celular para hacer una llamada. —Sube ahora.
—Sí, jefe Andrés.
Cinco minutos después, un hombre de mediana edad, con gafas y vestido con traje formal, apareció de pronto en el bufete.
Andrés lo presentó: —Él es el representante legal, Esteban.
Luisa sonrió y saludó con cortesía: —Hola, jefe Esteban.
—Hola, abogada Luisa.
Esteban se sentó y sacó de su maletín un sello oficial y un bolígrafo, comenzando a firmar los contratos con gran destreza.
En el bufete, cuando se encargaba un caso, había que firmar dos copias del contrato, una para cada parte. Andrés había encargado varios casos, así que el solo hecho de firmar ya era un trabajo agotador.
Luisa torció ligeramente los labios.
Vaya, resulta que Andrés incluso trajo a alguien solo para firmar contratos.
Esteban ni siquiera mirab

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