Capítulo 398

Teresa juntó temerosa las manos implorando a Luisa, mordió el labio y fingió lástima mientras suplicaba: —Señora, me equivoqué, de verdad lo siento me equivoqué, reconozco sinceramente mi error, por favor no se enoje, ¿sí? Usted es tan hermosa, bella por dentro y por fuera, seguro que no me va a culpar por esto, ¿verdad? Teresa parpadeó por unos segundos con sus grandes ojos mientras le hablaba a Luisa: —Realmente necesito este trabajo, por favor no me despida, buuu buuu buuu ¡usted es la más, bella! En ese preciso momento, con un tin, se abrió el ascensor exclusivo del presidente. Andrés salió de inmediato del ascensor, seguido por el asistente Alejandro. Alejandro le lanzó una mirada fulminante a Teresa: ¿Eres tonta? ¿A los que deberías detener no los detienes, y a los que no deberías, los detienes todo el tiempo, verdad? Teresa le respondió con una expresión: ¡Dios mío, ni siquiera la había visto antes, ¿cómo iba a saber que era la esposa del presidente?! ¡La culpa es tuya por no ha