Capítulo 480
Luisa ya estaba completamente ebria, pero aun así, por instinto, se acurrucó un poco más en los brazos de Andrés, murmurando entre dientes: —Mmm, qué cómodo.
Andrés levantó a Luisa en brazos. Ella apoyó la cabeza en el pecho de Andrés, ya no lloraba ni hacía ningún escándalo; incluso dejó de balbucear, quedándose completamente tranquila.
La mirada de Andrés era tan suave; su voz, grave y magnética, dijo: —Qué obediente.
Andrés, como si llevara a un niño, sostuvo a Luisa con una sola mano y salió del bar.
Varios guardaespaldas lo siguieron en silencio.
Alejandro se acercó a Rosa y le preguntó: —¿Sabes dónde viven las dos amigas de la señorita Luisa?
Rosa negó con la cabeza.
Alejandro dijo: —Es imprescindible que las amigas de la señorita Luisa regresen a salvo, pero como no sabemos dónde viven, mejor las llevamos a pasar la noche en un hotel del Grupo Martínez. Señorita Rosa, necesito su ayuda.
Alejandro, siendo un hombre, no se sentía cómodo acompañando a las dos mujeres para que se re

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