Capítulo 155
—Desayuna y después toma tu medicina. Intentaré regresar temprano —dijo Ana, resignada.
Carlos finalmente se animó a levantarse lentamente, sus profundos ojos fijos en ella. —Me duele, aliméntame.
Ana echó un vistazo al portátil que él acababa de dejar en la mesita de noche y le recordó: —Señor Carlos, lo que te duele es la pierna, no las manos.
—La pierna me duele tanto que no tengo fuerzas en las manos. Si no me alimentas, no comeré.—dijo Carlos, fingiendo que se acostaría de nuevo.
Ana: —......
Ahí va de nuevo, el experto en hacerse el pobre, Carlos.
Al ver que ella no se compadecía, Carlos añadió: —De todos modos, no me moriré de hambre si me salto una comida.
Ana: —......
Ella miró el reloj, sabiendo que si seguía perdiendo tiempo con él, no sabría cuándo podría salir, así que decidió alimentarlo.
El desayuno tardó cuarenta minutos debido a las dilaciones de Carlos.
Antes de salir.
—He llamado a un coche para ti, está abajo. El conductor te llevará y traerá de vuelta. Regresa pron

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