Capítulo 11

Regina no tuvo tiempo de abrir la carta cuando su asistente la llamó por teléfono, con una voz impregnada de un miedo nunca antes sentido. —Jefa Regina, ha pasado algo terrible, por favor, tiene que ser fuerte. —La voz de la asistente temblaba. —En el acantilado de la carretera de la montaña al oeste de la ciudad... Hace unos días hubo un accidente automovilístico brutal, el auto quedó reducido a solo el chasis por el fuego. Como el lugar es tan remoto, recién hoy lograron encontrarlo. Nosotras... En los restos hallamos un anillo Tous con el nombre del señor Santos grabado. ¡Boom! La mente de Regina sintió como si la hubieran golpeado con un mazo. Apretó con fuerza la carta sin abrir y gritó, completamente fuera de sí: —¡Vivo o muerto, quiero verlo! ¡No lo creo, Santos no puede estar muerto! Regina, descontrolada, llegó a la carretera de la montaña. El lugar era un caos absoluto. En el fondo de un acantilado insondable, los restos calcinados de metal hablaban de la tragedia. La asisten