Capítulo 10

Antes de que terminara de hablar, Daniel apartó con brusquedad su mano. —Ahora voy a buscar a Julita, así que por favor no me causes más problemas. —Ah, y cuando te den de alta, vuelve a tu casa. Busquemos a la menor brevedad un momento para tramitar el divorcio. Al terminar de decir esto, ya no le importó nada más. Salió despavorido escaleras abajo y tomó un taxi directo a su casa. Durante todo el trayecto, Daniel llamó con frenesí al número de Julia. Sin embargo, lo único que escuchaba una y otra vez era el sonido que anunciaba sin excepción: "el teléfono está apagado". En ese momento, en el fondo de su corazón aún conservaba una pizca de esperanza. Pensó, que a Julia simplemente se le había acabado la batería del celular, por eso no contestaba. Mientras regresara a casa, seguro podría ver a la persona amada que tanto anhelaba. Daniel no dejaba de apremiar al conductor para que fuera aún más rápido... Pero cuando por fin abrió la puerta y vio el salón, amplio y desconocido, se quedó