Capítulo 225

Entonces dio un paso adelante para acercarse al caballo, con mucho cuidado. Quería mostrarse amigable con él. Esta vez, no agarró las riendas, sino que extendió la mano para acariciar la sedosa cabeza del animal. Al principio, el caballo se sacudió para resistir, pero después de un par de intentos, pareció calmarse un poco. Así las cosas, ambas chicas sacaron a los caballos del establo. “¡Oye, amiga! No me esperaba que vivieras en un lugar como este, ¡te envidio tanto!”, exclamó Kelly, fascinada mirando la pista y los terrenos alrededor de la mansión. Las dos llevaron a los caballos por las riendas y caminaron un poco. Luego, subieron a sus monturas. Fue muy fácil para Kelly, ya que el caballo blanco se mostraba dócil y obediente. Pero Stella tenía dificultades. Cada vez que trataba de subirse, el caballo se movía inquieto y la hacía perder los estribos.  “¿Qué será lo que pasa con ese caballo? ¿Siempre es así de inquieto? ¿Por qué estará tan malhumorado?”, preguntó Kelly, mirando con