Capítulo 29
Tristán quiso decir algo, pero al final, se contuvo y prefirió guardar silencio.
Por último, dijo: “¡Sube! Te llevaré a tu casa”.
Tras estas palabras, se volvió hacia el auto y entró.
Stella se quedó viéndolo y pensó que se veía muy solitario.
Como él no dijo nada cuando ella volvió a llamarlo ‘hermano’, juzgó que él lo aceptaba.
De todos modos, ella ya había dejado muy en claro su rechazo.
Entonces subió al auto y de inmediato se alejaron a toda velocidad.
Era como si el conductor estuviera descargando su ira con la máquina.
Pero después de un momento, debido a la presencia de su pasajera, procuró conducir con más cuidado, tratando de llevar un ritmo constante sin disminuir demasiado la velocidad.
Cuando más adelante se encontraron con un semáforo en rojo, Tristan detuvo el auto con suavidad y la miró.
“¡Stella, escucha! No puedo obligarte a que me aceptes, pero… Tampoco me rendiré”.
Por supuesto que en todos estos años hubo momentos en los que pensó renunciar a ella, pero, simplem

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