Capítulo 16

El invierno de Nueva York llegó de forma repentina y feroz. Carolina exhaló suavemente, empañando con su aliento una pequeña área del cristal. Con el dedo, trazó líneas inconscientes sobre el vaho. En la mesa a su lado, se apilaban todo tipo de borradores. A medida que la niebla se desvanecía, giró la cabeza y fijó la mirada en una mariposa incompleta en uno de los diseños. El carboncillo giraba entre sus dedos antes de marcar con fuerza una grieta delgada y alargada sobre el ala. —¡Carolina, toda la colección de prototipos de tu serie "Alas de mariposa rotas" ha sido reservada por una marca de lujo! Su mentora, con el cabello alborotado por el viento helado, irrumpió en el estudio levantando una copa de champaña, pero se quedó paralizada al ver los bocetos arrugados esparcidos por el suelo. —Carolina, esto es algo que deberías estar celebrando. Deberías estar frente a las cámaras o en alguna fiesta animada. No encerrada aquí adentro como un caracol. Cecilia dejó la copa de champaña y