Su polla agitó mi humedad mientras chocaba repetidamente contra mi útero y los puntos de placer en lo profundo de mi agujero. Gemí y jadeé cuando comencé a envolver mis piernas alrededor de sus caderas. Sus manos se deslizaron debajo de mis nalgas antes de levantar mis caderas de la cama para poder golpear más profundo y más fuerte en mi coño.
No pasó mucho tiempo antes de que volviera y gritara su nombre cuando me liberaron. Osirio parecía que no había tenido suficiente y procedió a ponerme boca abajo antes de entrar en mí una vez más por detrás. Levanté mis caderas cuando su grueso eje comenzó a golpearme desde un ángulo diferente al anterior. Se sintió diferente y muy sorprendente. Sus movimientos eran agresivos y salvajes como los de un animal mientras se apareaba conmigo. Sus manos se movieron para acariciar mis tetas mientras su polla entraba y salía de mí como si no pudiera soportar detenerse.
Me corrí una vez más y sentí como si me fuera a desmayar por la intensidad de mi propi