Capítulo 47

Entonces continué corriendo lo más rápido que pude, ignorando las hojas que se clavaban en la piel de mis pies y las ramas secas que me arañaban los tobillos mientras corría junto a ellas. Aunque me dolían los pies, simplemente lo ignoré y avancé apartando las ramas de los árboles para despejar el camino ante mí. Sinceramente, no sabía cuánto tiempo llevaba corriendo ni hasta dónde había llegado. De repente, escuché el sonido de alguien llamándome y supe, sin mirar atrás, que era Osirio. Parecía que, después de todo, había decidido perseguirme, pero eso no me importó, sólo significaba que tenía que correr aún más rápido. A todo esto, sabía bien que Osirio estaba mucho más en forma y era más rápido que yo, por lo tanto, no podía dejarme alcanzar. "¡Margarita!", continuó gritando Osirio en voz alta, y su voz resonaba fuerte y clara en el bosque. Mientras corría, no podía decir a ciencia cierta qué tan cerca estaba de mí, pero cada llamada se sentía más fuerte y más cercana que la anterio