Capítulo 53

Tenía mis ojos clavados en la ancha espalda de Osirio mientras este continuaba arrastrándome detrás suyo. Recientemente yo no había hecho otra cosa que tratar de seguir su ritmo. Sentí la tentación de pedirle que aminorara la velocidad, pues sus piernas eran muy largas comparadas con las mías, pero sabía que él haría oídos sordos a tal petición. Cuando por fin nos detuvimos frente a la mansión del jefe, noté que había una gran limusina negra estacionada, esperando nuestra llegada. Entonces deduje que probablemente Osirio no había llevado su auto hasta allí con ese hombre llamado Lucas. Ello me hizo sentir una gran alivio, pues no quería que Osirio condujera en ese momento. "Amo Osirio", lo saludó un hombre que se encontraba de pie al lado del automóvil, al tiempo que se inclinaba ante él en señal de respeto. Supuse que se trataba del hombre que sería nuestro conductor aquel día. Tras una ligera inclinación de cabeza ante el conductor, Osirio apretó mi mano y me condujo hasta el automóv