Capítulo 397

Amy quiso complicar las cosas para Margaret. No estaba ni con guardaespaldas ni asistentes, así que le lanzó todas las bolsas de compras de zapatos, ropas y carteras. Margaret llevaba puesto tacones altos y ya cargaba unas seis o siete cajas. De hecho, le era un poco difícil caminar. Amy dio vueltas por todo el centro comercial y, de vez en cuando, miraba a la joven que la seguía detrás con la cabeza sudorosa. Se sintió feliz porque, tras haber caminado toda la tarde, sabía que Margaret tenía los pies adoloridos. Regresó al hotel, donde las compras fueron enviadas. Esta vez, sus pies también se sintieron adoloridos, así que se sentó en el sofá y miró a la joven, como dándole una indirecta. Margaret la notó y, de inmediato, tomó un par de almohadillas ortopédicas de su bolso y se las acercó. "Señora, si le duelen los pies, puede colocarse estas almohadillas. Le ayudarán a sentirse mejor". Amy quedó sorprendida. Esperaba que, en esta ocasión, Margaret huyera de ella, pero en cambio sigui