Capítulo 9

Aquel día, él llevó a Nancy al hospital y, antes de irse, pidió a algunos de sus amigos que dieran una lección a Rosa, para que bajara un poco su arrogancia. Pensó que solo le harían beber agua con chile, pero no imaginó que aquellos hombres serían tan crueles, ¡que la torturaran casi hasta matarla! Nancy quedó paralizada por aquel giro repentino de los acontecimientos. Pálida, corrió hacia la consola de control y, presa del pánico, comenzó a pulsar botones sin sentido, gritando casi al borde del colapso: —¡Apáguenlo, rápido, apáguenlo! Pero, por accidente, tocó el control de volumen, y el sonido se hizo aún más fuerte. Los gritos de súplica de Rosa y las obscenidades de sus agresores se entrelazaron en un estruendo insoportable que sacudió el salón. La fiesta de compromiso tuvo que suspenderse. Bruno despidió a todos los invitados, dejando solo a Nancy y a los hombres que habían agredido a Rosa. Nancy, aún en shock, tembló violentamente en el instante en que la mirada de Bruno se posó