Capítulo 31

La mente de Sergio se quedó en blanco. Clara dijo: —Si la continuación del linaje puede romper el hechizo matrimonial, ¿por qué no intentarlo? —En lugar de vernos obligados a dormir en la misma cama, podríamos hacer algo práctico para resolver el problema de raíz. —Si te preocupa que el nacimiento del niño pueda obstaculizar tu futuro matrimonio, me iré de tu vida y le diré que su padre tuvo una vida corta y ya está muerto. Las palabras de Clara hicieron que la ira de Sergio subiera de inmediato: —No permitiré que mi hijo ande solo por el mundo. Ella asintió: —También está bien. Una mujer como yo, impaciente y de mal carácter, terminaría perjudicándolo si lo criara. Así que hagámoslo a tu manera: si tenemos un hijo, será tuyo para criarlo. Luego volvió a intentar desabrocharle los pantalones a Sergio: —Ya que el acuerdo está cerrado, comencemos de una vez. Tienes que poner empeño, así dentro de diez meses ambos recuperamos la libertad. Sergio le sujetó la mano traviesa con firmeza: —¡Y