Capítulo 46

Él se preguntaba cómo era posible que Clara, con ese carácter tan fuerte, hubiera dejado pasar la oportunidad de vengarse de Amelia, quien había intentado perjudicarla en secreto. Ahora entendía: todo había sido para esperar este momento. No era de extrañar que San Héctor dijera que Clara era experta en recurrir a métodos poco convencionales. Pablo, quien aún recordaba la humillación de haber tenido que llamar "papá" a todos, intervino con un recordatorio: —Dejo constancia, quien participa en el juego debe cumplir con las reglas. Como dueño de la 1908, Sergio no había revisado el contenido de las cajas sorpresa. Sin embargo, sabía muy bien que exigirle a alguien una reverencia no era algo que los empleados hubieran preparado por su cuenta. Observó a Clara con curiosidad, mientras ella, como siempre, jugueteaba con el bolígrafo entre los dedos. Amelia tiró suavemente de la manga de Sergio: —¿El señor Sergio cree que debo inclinarme ante ella? Todos sabían que en el exterior se rumoraba