Capítulo 38
Cuando Diego llegó, Silvia todavía estaba discutiendo con el médico los detalles de la operación.
Él vestía un traje impecable de diseñador de alto costo, y su expresión era, como siempre, controlada, sin mostrar emociones excesivas. Al verlo, Elena, a pesar del agudo dolor, se puso con dificultad de pie, mirándolo con ojos que parecían haber sufrido una gran injusticia: —Diego.
El doctor Eduardo se apresuró a saludarlo: —Presidente Diego.
—¿Qué ha pasado? —preguntó asombrado Diego acercándose a Elena, cuya mirada se fijó en la herida que recién había sido vendada.
—Supe que Silvia estaba buscando fondos para la cirugía de su madre y pensé en hablar con ella para ver si podía ayudar en algo. —Elena lanzó una mirada significativa hacia Silvia, sus ojos reflejaban una mezcla compleja de emociones: —Después de todo, alguna vez fuimos amigas.
Diego permaneció en completo silencio.
Estaba esperando a que ella continuara.
—Pero no esperaba que se molestara tanto al verme, me llamó "la otra"

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