Capítulo 50
Punto de vista de Regina
Intenté detenerlo, pero él giró su cadera, mojando en el proceso su p*ne en mi hum*dad.
Luego, colocó la cabeza de su mi*bro sobre mi vag*na y volvió a entrar en mí.
Una ola de placer recorrió mi cuerpo.
Jadeé mientras él rozaba mi punto G y seguía de largo.
Me preguntaba si no había escuchado a Julia, quien estaba del otro lado de la puerta. Parecía que no, pues me seguía cog*endo con desesperación.
De repente, miles de dudas invadieron mi mente.
«¿Y si no cerró la puerta? O peor aún, ¿si ella entra para averiguar por qué no le contesta?», me pregunté.
Forcejeé, en un intento por liberarme, pero lo único que conseguí fue quedarme sin aliento.
Resignada, lo dejé hacer lo que quisiera. Apenas vio que cooperaba, me soltó.
Sabía que todo estaba mal, pero no podía pensar en otra cosa que no fuera en lo bien que me hacía el amor.
Me cubrí la boca con la mano, mientras mi interior se amoldaba a su p*ne.
Dejé que mi cuerpo tomara el control.
Clavé mis talones en su es

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