Capítulo 79
El corazón de María se sintió como si alguien lo apretara con fuerza, y su respiración se volvió entrecortada.
Aun así, no lo dejó ver.
Se mantuvo serena, confiaba en Diego.
—Así es, entonces esperemos a ver —respondió con calma.
Acto seguido, indicó a la vendedora que empaquetara los gemelos.
Fue a pagar de inmediato.
Realmente, quedarse allí un minuto más le resultaba sofocante.
Beatriz solo pudo observar, furiosa, cómo María se llevaba los gemelos.
¡Maldita sea!
Miró su espalda al alejarse, y sus manos se apretaron con rabia.
María y Rosa, después de comprar lo que cada una quería, decidieron no seguir recorriendo tiendas y regresaron a casa.
Mientras tanto, tras dejar a María en el centro comercial, Diego acudió a su cita.
Pablo llevaba tiempo intentando reunirse con él, pero Diego siempre se negaba.
Al salir del trabajo, salvo compromisos imprescindibles, acostumbraba a volver a casa puntualmente.
Sabía que, si no estaba, María terminaba cenando cualquier cosa.
La cita era en un c

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