Capítulo 90

La tensión acumulada en aquellos días, sumada al distanciamiento de Diego, finalmente estalló en ese instante. Diego arrugó la frente y dijo: —No estoy bromeando, hablemos del asunto. Beatriz se burló de sí misma. —¿Crees que vamos a hablar de pie en la puerta? En ese momento, Beatriz se sintió profundamente desalentada. No podía imaginar que él defendiera tanto a esa mujer. Ahora, ni siquiera quería compartir una habitación con ella. Diego, al verla en pijama, de pie allí, pensó que no era apropiado. Además, ella era una figura pública. Así que decidió entrar en la habitación. Inés, al presenciar la escena, salió sigilosamente para dejarles el espacio. ¿Un hombre y una mujer en una habitación podían mantener la inocencia? Los hombres, en realidad, eran seres visuales. Beatriz era guapa, pura, con un buen cuerpo y, además, entre ellos ya había existido cierta ambigüedad en el pasado. ¿No ardería ahora esa chispa como leña seca encendida por el fuego? Inés sospechaba que Diego debía de