Capítulo 24
Cuando volví a recibir la llamada de Alejandro, estaba escuchando sermones en el Iglesia.
—Carmen, ya son casi las once, ¿por qué no has llegado?—me preguntó Alejandro con voz algo apresurada.
—Estoy por llegar, espera un poco más.—Lo hice a propósito.
Después de haberlo amado durante diez años, ya no recuerdo cuántas veces lo he esperado.
Hoy, lo dejaré que él me espere a mí, como un pequeño interés por los diez años de amor que le he dedicado.
—Apúrate, no vayas a hacer que nos perdamos la hora que dijo el Padre,—insistió Alejandro.
En ese momento, estaba sentada frente al Padre Daniel, quien no mencionó en absoluto que me iba a casar, lo que demostraba que no tenía idea de que hoy me registraría con Alejandro, mucho menos que nos había dado una hora propicia.
Respondí con un leve "hmm", colgué el teléfono y lo apagué, luego continué escuchando al Padre Daniel.
Alejandro confiaba en las palabras del Padre porque de niño estuvo gravemente enfermo, y María subió a la montaña a rezar du

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