Capítulo 327
Adrián me tocó la frente y dijo con melancolía: —Pero te extraño mucho, mucho…
Tomó mi mano y la presionó contra su cuerpo ardiente.
Retiré rápidamente mi mano, escondiéndola detrás de mí. Al ver mi aspecto asustado, él también sonrió suavemente y preguntó: —¿No lo deseas?
—No, no lo deseo en absoluto. Estoy cansada y quiero dormir. —le respondí, empujándolo, y luego comencé a buscar mis llaves.
Cuanto más nerviosa me sentía, más desordenada estaba, incapaz de encontrar las llaves. Finalmente, Adrián las recogió por mí.
—Estás muy nerviosa. —susurró cerca de mi oído.
Todo mi cuerpo ardía, como si su calor se hubiera contagiado a mí.
Adrián me ayudó a abrir la puerta. Justo cuando estaba a punto de entrar, me detuvo: —¿De verdad no me dejarás entrar?
—No, no. —respondí apenas sin poder mirarlo.
Pero justo después de decirlo, Adrián se coló dentro. Lo miré fijamente y dije: —Adrián.
—No me quedaré. —dijo mientras revisaba cada habitación, inspeccionaba el alféizar de la ventana y finalme

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