Capítulo 285

Pero justo en ese año, a los ochenta y siete, mi abuelo tropezó con una piedra y se cayó al caminar. Luego lo llevaron al hospital. El hospital sugirió que se hiciera una cirugía, que le pusieran clavos en los huesos y que usaran materiales como aleaciones de titanio para fijarlo. Mi abuelo casi no gastó nada en el tratamiento; todo era subsidio del estado. No pensamos demasiado en ello, ¿quién iba a saber que fallecería durante la cirugía? Casi me volví loco en ese momento... Después supe que, tras los setenta años, generalmente no se recomienda operar; lo hicieron solo para obtener el subsidio del estado. Mi abuelo se fue, y yo vine aquí a trabajar de guardia. En la sala de descanso, los heridos ya no gritaban de dolor. La habitación quedó en silencio. Braulio sentía emociones encontradas, solo podía pensar que el abuelo tuvo mala suerte al encontrar a esos médicos incompetentes. Al mismo tiempo, sentía pena por Eduardo; si su abuelo hubiera vivido unos años más