Capítulo 51
Valeria, al notar que alguien se acercaba, caminó hacia él de inmediato y reconoció a Sara al instante: —Dijiste que tu jefe vendría hoy, ¿dónde está?
Mónica avanzó diciendo: —Yo soy la jefa, si tienes algo que decir, háblame a mí.
¡Buaa!
Valeria tomó de la mano a Mónica y rompió a llorar desconsoladamente: —Tu medicamento ha causado esto a mi esposo, deben salvarlo.
Sin él, nuestra familia se desmoronaría.
Sollozos...
Mónica, incómoda, observaba a la mujer llorar, y justo cuando iba a consolarla, Julián se acercó y reprendió: —¡Deja de llorar! Esto no es un funeral.
Valeria, indignada por sus palabras, apretó los dientes: —¿Cómo puedes decir eso?
¡Mi esposo aún no ha muerto!
Julián replicó fríamente: —¿Qué diferencia hay entre su estado actual y estar muerto?
Dejas el tratamiento y te damos ciento cuarenta mil dólares.
Si decides continuar con el tratamiento, nos retiramos y no te pagaremos nada.
Mónica frunció el ceño, en la reunión se había acordado un pago de doscientos ochent

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