Capítulo 87
Jesús ni siquiera respondió, simplemente levantó la mano y le dio una bofetada a Ernesto: —¡Vete a casa!
Te dejé salir para que hicieras amigos, no para que te metieras en asuntos que no te incumben.
¡Qué falta de perspicacia!
Era la primera vez que Ernesto veía a su tío tan furioso y no entendía qué había hecho mal. Aterrorizado y sin atreverse a replicar, balbuceó: —Me voy a casa, me voy ahora mismo.
Julián intervino: —Señor Jesús, usted mismo dijo que a las personas que entran a escondidas se les debe expulsar del club.
Braulio entró a escondidas.
¿Por qué no lo expulsa en lugar de golpear a Ernesto?
Jesús, con el rostro sombrío, replicó: —Ernesto es mi sobrino, si quiero golpearlo, lo hago.
En cuanto al Club del Jardín Secreto, los que pueden entrar son invitados de alta estatura.
¡Deberías medir tus palabras!
…
Julián se quedó sin palabras ante la réplica, luciendo extremadamente incómodo.
No podía entender lo que estaba sucediendo. Jesús acababa de afirmar vehementemen

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