Capítulo 26
¿Alejandro?
Al escuchar nuevamente ese nombre, María no pudo evitar levantar la mirada.
Al ver la expresión grave de Carlos, la comisura de sus labios se curvó en una sonrisa serena: —¿Qué pasa? ¿Se murió?
—Eh... estrictamente hablando, la que murió fuiste tú.
Al ver que María fruncía el ceño, Carlos tosió ligeramente y explicó: —El día del experimento, Alejandro no sé cómo se enteró de la noticia de tu muerte y te celebró un funeral de siete días.
Además, el próximo mes va a volver a casarse. La novia es precisamente esa amante que crió durante tantos años: Carmen.
Carlos, al terminar, lanzó una mirada furtiva hacia el rostro de María, creyendo que al menos mostraría algún sentimiento al respecto.
Pero no esperaba que en su rostro apareciera una leve expresión de alegría: —Un hombre despreciable y una mujer vulgar juntándose para toda la vida... Profesor Carlos, eso sí que es una buena noticia.
Carlos se quedó rígido un segundo; parecía que ella estaba completamente indiferente ante e

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