Capítulo 9
Antes, Julieta siempre solía sentarse en el sofá, esperando con paciencia a que él regresara, en cuanto escuchaba el sonido de su llegada, salía corriendo a toda prisa hacia la puerta para recibirlo.
Pero ahora, dentro de la casa no se escuchaba ningún sonido, ni siquiera las luces estaban encendidas.
Eugenio sintió que una mala premonición le invadía el corazón.
Dejó el pastelito a un lado, encendió las luces de la casa y fue preocupado buscando la figura de Julieta, habitación por habitación.
—Julieta, ¿dónde estás? No me asustes, lo de hoy fue mi culpa.
—Julieta, de verdad hoy surgió algo importante, sal, te lo voy a explicar todo bien.
La voz de Eugenio resonó por toda la casa.
Eugenio sacó apresurado su celular y llamó a Julieta.
—Lo siento, el número que marcó está apagado. Por favor, intente de nuevo más tarde.
Eugenio no se dio por vencido, llamó varias veces seguidas, pero siempre recibió la misma respuesta.
Regresó a la sala y descubrió que sobre la mesa había una delicada ca

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