Capítulo 15

Irene no tuvo más remedio que enfrentarse a todo aquello. Giró lentamente la cabeza, con las pupilas contraídas. Alejandro, de pie en la penumbra y con rostro sombrío, imponía solo con su presencia. Irene sabía que no podía huir. Apartó rápido la mano del hombre, fingió una sonrisa coqueta y miró a Alejandro con aire inocente. —¿Qué haces aquí? Es solo un amigo, solo estábamos tomando una copa. —¿De verdad? Alejandro sonrió con frialdad, mirando al hombre tirado en el suelo, la violencia brillando en sus ojos. —¿Eres así de cercana con todos tus amigos? —¿Tus amigos pueden tocarte el trasero y besarte? Si yo no hubiera llegado, ¿te habrías ido a la cama con él esta noche? Al ver el destello asesino en los ojos de Alejandro, Irene se echó a temblar y enseguida se le llenaron los ojos de lágrimas. Forzó una sonrisa suplicante y trató de agarrar la manga de Alejandro: —¡No lo malinterpretes! ¡Solo te quiero a ti, eres mi novio! ¿Cómo iba a estar con otro...? —¡Pam! Una bofetada brutal cru