Capítulo 18

En la voz de Patricia no había sorpresa, solo miedo y rechazo ante la repentina aparición de Alejandro. Su expresión hizo que Alejandro sintiera una punzada de dolor, y sin darse cuenta, apretó aún más su agarre. —¡Vámonos, ahora mismo! Patricia, adolorida, jadeó y forcejeó para soltarse: —¡Suéltame, me haces daño! Al escuchar su queja, Sergio, que estaba junto a ella, empujó bruscamente a Alejandro, su mirada se tornó gélida: —¡Suéltala! ¿No entiendes lo que te está diciendo? Pero Alejandro ni siquiera lo miró; mantenía la vista fija en Patricia, esforzándose por recobrar la calma. —Patricia, solo quiero hablar contigo. En ese momento, Patricia, al límite, se soltó de un tirón, con los ojos enrojecidos, y gritó desesperada: —¡Déjalo ya! ¡Entre nosotros no hay nada que hablar! ¡Hace mucho que dejé de amarte! Ambos hombres se quedaron paralizados ante sus palabras. En la entrada de la universidad, rodeada de gente, Patricia no aguantó más y rompió a llorar mientras acusaba a Alejandro: