Capítulo 13
Manuel seguía enfurecido y gritó: —¡Lorenzo, ¿te has vuelto loco?! Antes te acercaste a Andrea, la engañaste y la hiciste sufrir; incluso buscaste sustitutas de Yolanda. Nosotros fingimos no verlo y lo toleramos. Si no te gustaba Andrea, ¿por qué te empeñas en retenerla a tu lado a la fuerza?
—Eso fue decisión suya, ella ya no está, ¿quieres mantenerla contigo para seguir haciéndola sufrir?
—No es eso... —dijo, pero su explicación resultaba débil e insuficiente.
Él mismo estaba hecho nada; no lo entendía. Lo único que tenía claro, era que no soportaba verla convertida en un puñado de cenizas.
Teniéndola cerca, al menos, podría acompañarlo para siempre.
Nunca se separarían.
Pero Julia no quiso seguir discutiendo y, sin más, le fue separando la mano.
—Si no es así, entonces deja que Andrea sea libre.
—¿Quieres obligarla a quedarse a tu lado? ¿Pretendes verla pudrirse o que se llene de líquido pestilente? Sabes que ella era muy pulcra, que detestaba el mal olor. ¿No vas a permitir descans

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