Capítulo 21
Antes de que pudiera reaccionar, fue reducido en el suelo por los agentes de seguridad.
Con dificultad, alzó la cabeza y se topó con una mirada fría y penetrante.
Óscar. Efectivamente, era él.
—Al final, has sido tú quien me ha encontrado.
Óscar ni siquiera se dignó a mirarlo; se dirigió rápidamente hacia Lorena y le quitó la capa.
—Dios mío, realmente fue secuestrada.
—Pobrecilla, tiene la boca sellada. Dios santo, a ese desgraciado hay que castigarlo. Qué ruin.
—Cielos, ¿serán marido y mujer? Seguro que él está desesperado. Si a mi esposa le pasara eso, tampoco dejaría que el culpable quedara impune.
...
La multitud que presenciaba la escena no tardó en pronunciarse.
Sin embargo, todos coincidían en que Juan merecía un castigo ejemplar.
Los labios de este estaban pálidos y la cara se le veía demacrada; no le asustaba el castigo, sino la imposibilidad de regresar a su país, pues Rosa seguía en la sala de emergencias del hospital.
En el momento en que liberaron a Lorena y le quitaron l

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