Capítulo 11
Esa declaración fue como un trueno en un cielo despejado, y Roberto se tambaleó por un instante, incapaz de mantenerse firme.
—¿No decían... que esa niña era de Alberto?
Aunque miraba al secuestrador, la pregunta era para Lourdes.
—¡Así que usted no lo sabía!
El secuestrador se burló, cubriéndose el brazo con torpeza.
Ahora que había recibido un disparo en el brazo, no le quedaba de otra que soltar la lengua.
Sin embargo, al pensar en el mensaje que acababa de recibir, sintió un leve nerviosismo, sin saber cuán explosiva sería la revelación.
—Mire esto. —Uno de sus subordinados recogió el celular y se lo pasó.
Roberto echó un vistazo: era un informe de análisis.
El resultado, con un 99 % de coincidencia, le ardía en los ojos.
—Lourdes, hablaremos de esto cuando regresemos.
Colocó a la mujer detrás de él. Su expresión se volvió severa al negociar.
—¿Qué condiciones tienes?
Al oír esa voz que helaba la sangre, el secuestrador no pudo evitar temblar.
Aunque solo estaban cumpliendo con su

링크를 복사하려면 클릭하세요
더 많은 재미있는 컨텐츠를 보려면 웹픽을 다운받으세요.
카메라로 스캔하거나 링크를 복사하여 모바일 브라우저에서 여세요.
카메라로 스캔하거나 링크를 복사하여 모바일 브라우저에서 여세요.