Capítulo 84
Tal vez fue porque lo deseaba demasiado que terminó soñando con eso.
Pero al despertar, no quedaba nada.
—¿Quieres verlo? ¿Por qué no le llamas por teléfono?
Al verla secarse las lágrimas en silencio, Valeria, conmovida, le ofreció el celular.
—Tal vez él ya no quiera verme.
Lourdes dijo eso, mientras se escondía bajo la manta.
—¿Y cómo puedes estar tan segura? ¿Y si quiere verte?
Valeria, al verla tan cerrada, se sintió frustrada.
—No... No quiere. —Negaba Lourdes con la cabeza, llorando—. Antes de irse... Me dijo que tal vez nunca podríamos estar juntos.
—¿Quién lo dice?
Valeria quiso consolarla, pero no encontró las palabras adecuadas.
—Valeria, no tienes que consolarme. Solo déjame estar sola un rato.
Lourdes apartó la mano que Valeria había colocado sobre su hombro.
Pero apenas la retiró, la mano volvió a posarse.
—Valeria, ya te dije que quiero estar sola.
Lourdes volvió a apartarla.
Solo que esta vez, esa mano no se sentía igual.
Era más grande, más ancha... Más parecida a la de

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