Capítulo 268 Compartiendo la misma cama
Sergio estaba encantado de verla tan cómoda y finalmente pudo dejar de lado las preocupaciones que guardaba en su corazón.
Cuando su mirada cayó sobre sus piernas desnudas, su nuez de Adán se movió y sus ojos se oscurecieron.
—Bajemos a comer. —dijo mientras levantaba una esquina de la manta gris plateada para cubrirla.
Mónica lo miró extrañada y luego a la manta sobre su cuerpo.
¿Por qué cubrirme con una manta si vamos a comer?
—Si crees que falta algo, podemos ir a comprarlo en unos días.
Sergio notó su mirada y cambió el tema sutilmente.
Mónica pensó un momento y dijo: — Me gustaría traer mi piano para poder practicar a diario.
El piano ocupa bastante espacio y además, hacer prácticas podría resultar ruidoso, por lo que no estaba segura de que si Sergio estaría de acuerdo. Por eso, después de pedirlo, lo miró con ojos suplicantes.
Sergio sonrió ligeramente, sus rasgos se animaron y la miró tiernamente: —No hace falta traer tu piano, ya tenemos uno en casa.
Bajo la mirada sorprendida

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