Capítulo 77 Gustos

Javier tenía el rostro serio, con el entrecejo fruncido, muy diferente de su habitual expresión tan amable y tranquila. Este hermano suyo era más formidable de lo que en realidad había imaginado. —Vicepresidente Javier, no se preocupe por nada. Ya han pasado varios días. Si el presidente Sergio hubiera descubierto algo, ya lo habría dicho. —Lo que me preocupa es que Sergito acaba de regresar y aún no se ha adaptado a tantas cosas en la empresa. Han pasado pocos días y ya tiene graves problemas con el sueño. Si don Diego se enterara de esto, se preocuparía demasiado. Y yo, como hermano mayor, no puedo hacer nada para ayudarlo. Dijo esto suspirando resignado, como si estuviera verdaderamente apenado. Luego, añadió: —Hagan todo lo posible por ayudar a Sergito con su trabajo, no le causen más problemas, ¿entendido? Fernando, con un destello en sus ojos, aceptó: —Entendido. —Puedes irte. —Sí, señor. Fernando dio media vuelta y salió de la oficina. Javier se quedó en su sil