Capítulo 26
María lo había visto todo, así que no iba a malinterpretar la situación.
Asintió con claridad y, al observar bien el rostro de la chica en el suelo, frunció instintivamente el ceño.
La muchacha se parecía un poco, pero parecía operada; sus gestos resultaban artificiales.
María no comentó más y solo dijo: —Por la manera en que se lanzó, no parece que la hayan atropellado, más bien quiso fingir el accidente. Será mejor que alguien la lleve al hospital.
Pablo llamó de inmediato para que vinieran a encargarse, sin ganas de seguir soportando la presencia de esa mujer, temeroso de que María lo malinterpretara.
Pero la chica no se rindió, volvió a lanzarse sobre él.
—¡Me atropellaste, hazte responsable! ¡No te vayas! ¡No soy peor que esa mujer, escógeme a mí!
Se aferraba sola a su fantasía, sin darse cuenta de con quién estaba tratando.
Pablo nunca había sido un hombre fácil de manejar. La paciencia y la suavidad eran solo para María.
Para sostenerse como líder de un clan, había tenido que vo

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