Capítulo 90
Dolía mucho.
Fruncí el ceño ante el dolor.
Carlos, a mi lado, apretó los puños, irradiando una intensa intención asesina mientras sus articulaciones crujían: —Si te atreves a tocarla, te aseguro que te despellejaré y te haré sufrir más de lo que te puedes imaginar.
El cuerpo de Alicia se tensó, y en un intento de darse valor, subió el volumen de su voz: —¡Hazte a un lado!
Ambos me arrastraron lentamente hacia Carlos.
La mirada de Carlos era feroz como la de un tigre, y con un gesto hizo que sus guardaespaldas se apartaran.
Al llegar al elevador, Alicia me empujó hacia dentro. Tropecé y caí al suelo, el mundo giraba a mi alrededor mientras mi cabeza golpeaba contra la barandilla del elevador.
El dolor me hizo gruñir.
En ese momento, Alicia había perdido cualquier rastro de la dulzura anterior; su rostro estaba distorsionado, casi demente.
¿A quién diablos había salvado?
Mis dedos comenzaron a temblar, inundados por un sentimiento de arrepentimiento.
El elevador rápidamente lleg

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