Capítulo 1285
La llamada aún no había terminado.
Pero ella escuchó algunas voces del personal de seguridad.
Parecía que en realidad hoy no lograría verlo.
—¿Hay algo más?— preguntó con indiferencia él de repente.
Ana tenía los ojos rojos. —Si te digo que tengo pruebas de que eres Alejandro, ¿me verías ahora?
En el momento en que terminó de decir eso, la llamada se cortó.
Ana se quedó parada, inmóvil.
Sentía un vacío y confusión en su pecho.
Después de un momento, volvió en sí.
Llamó a la aerolínea.
Reservó un vuelo para el día siguiente hacia el País de la Arena Blanca.
En ese preciso momento, en la sala de espera, Verónica observaba atenta a Alejandro, quien, después de colgar el celular, permaneció excepcionalmente silencioso y con un semblante algo aterrador. De repente, ella se sintió preocupada.
—¿Gonzalo? ¿Es algo de trabajo?
Él no respondió tampoco a su pregunta sobre quién había llamado.
Ella tenía un terrible presentimiento que la preocupaba; sentía que la persona q

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