Capítulo 1699
La profesora Gisela estaba completamente atónita.
Afuera, los truenos retumbaban de vez en cuando.
El estruendo de los truenos se volvía cada vez más fuerte.
Poco a poco, la profesora Gisela empezó a reaccionar, palideciendo. —¿Y si no estoy de acuerdo en hacerme una fertilización in vitro?
Silvio frunció el ceño, mirándola fijamente. —Si no estás de acuerdo, entonces nos divorciamos. Si todavía quieres estar conmigo, si todavía me amas, entonces debes hacer lo que digo y acompañarme a hacer la fertilización in vitro.
Tener un hijo y una hija se había convertido en su obsesión; no podía sacarse de la cabeza la imagen de ambos llamándolo papá, ¡debía cumplir ese deseo!
—¿Divorcio? —La profesora Gisela lo miró incrédula.
No podía creer que él dijera eso tan fácilmente.
Aunque sabía que era por culpa de una influencia maligna.
Pero...
Su corazón realmente le dolía.
—Sí, ¡divorcio! Llevamos tantos años casados, ya casi tienes cuarenta, ¿crees que si me dejas alguien más te querría? ¡Deberí

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