Capítulo 859
Pero...
En ese momento, al ver a Ana, Patricia recordó las disculpas y súplicas que había ofrecido frente a ella.
Ese había sido el momento más humillante de su vida.
Se tomó un breve momento para ajustar su estado mental y, cuando volvió a mirar a Ana, adoptó su habitual actitud de noble y altiva señorita: —¿Alejandro no ha vuelto? —Preguntó.
No preguntaba si estaba en casa, sino si había regresado.
Ana comprendió de inmediato, parecía que Alejandro y Patricia se habían visto la noche anterior.
—Sí, ha vuelto, está durmiendo, ¿quieres que lo llame? —Preguntó Ana.
Al ver la calma de Ana, que no mostraba ningún atisbo de ostentación, Patricia se sintió aún más incómoda.
Preferiría que Ana se jactara de su relación con Alejandro.
—No hace falta, no durmió bien anoche y, además, bebió bastante, no quiero molestarlo. Esto es un regalo que les di a unos amigos anoche, él olvidó el suyo en el club, así que aproveché para traerlo.
Patricia le pasó la bolsa a Ana.
Ana la

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