Capítulo 86 Juramento de soberanía
Ángeles levantó a Sombra de Noche, claramente recordándole a Baldomero que le debía un favor, y que en público debía mostrarle el respeto y la dignidad que le corresponde como su prometida.
Pero Baldomero no actuó como ella esperaba y, con un tono distante y frío, respondió: —La señorita Ángeles es una invitada, Javier es mi amigo, mejor que sea Javier quien le muestre los alrededores.
—En cuanto al favor de Sombra de Noche, se lo agradeceré personalmente a Francisco.
Baldomero hizo una pausa, su mirada se detuvo en Ariadna, y, con los labios ligeramente entreabiertos, su voz profunda y magnética sonó, innegable: —Javier, lleva a la señorita Ángeles a dar un paseo.
Ariadna pensó: ¿Por qué estos prometidos locos no me dejan en paz? No hace falta que me metan en esto.
—Javier.—Baldomero notó la resistencia de Ariadna, así que insistió con más firmeza en su tono.
Ariadna respiró profundamente, forzando una sonrisa que no alcanzó sus ojos, y dijo: —Señorita Ángeles, por favor.

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