Capítulo 13
El salón estaba frío debido a la presencia del ataúd de hielo, lo que obligó a Javier a abrazarse a sí mismo para mitigar el frío, erizándosele la piel.
Sin embargo, Isabel, vestida solo con una falda ligera, parecía inmune al frío, sentada en silencio frente al ataúd, contemplando sin pronunciar palabra el cuerpo que yacía dentro.
Sus ojos estaban inundados de una tristeza y ternura que parecían imposibles de disipar.
—Isabel, nadie desea que ocurran estas tragedias. Pero debes recuperarte; te resfriarás de esta manera, y eso preocupará a quienes te quieren, como yo...
Al principio, Isabel pareció indiferente, pero al escuchar sus palabras, esbozó una sonrisa débil.
—Sí, sé que José me amaba, y yo también lo amé. Simplemente lo estoy acompañando un poco más. Él no se preocuparía. No nos interrumpas, por favor.
Javier, desconcertado por un momento, se agachó junto a ella y la rodeó con sus brazos.
—Isabel, ¿puedes dejar de estar enojada conmigo? El que realmente amas soy yo. Está bien,

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