Capítulo 12

Adrián regresó a Grupo Pérez por la tarde. Empujó la puerta de su oficina y encontró a una visitante inesperada sentada allí. —¿Rosa? ¿Quién te dejó entrar? ¿Qué quieres hacer aquí? Frunció el ceño, claramente molesto, y ya empezaba a planear en su mente despedir a aquellos empleados irresponsables que permitían el acceso libre a su oficina. Viendo su actitud fría, Rosa se sintió aún más agraviada. Desde que, hace tres meses, después del suicidio de Patricia, él le dijo que quería cortar toda relación, había empezado a evitarla. Adrián no la veía, no contestaba sus llamadas, no respondía a sus mensajes. Con el tiempo, incluso la bloqueó en todos sus medios de contacto. Incluso si Rosa lograba contactarlo cambiando de número, él colgaba en el momento en que ella hablaba. —¿Qué pretendes con todo esto? ¿Por qué decidiste alejarte de mí de repente? ¿Ya no me amas? Preguntó con los labios fruncidos y los ojos llorosos, mostrándose dolida y vulnerable. Si hubiera sido el Adrián de antes, se